08 octubre 2007

El Abismo Negro!! (Segunda Parte)

Aunque no lo parezca, el relato está muy interesante. La continuación de hoy te dejará con ganas de seguir leyendo. A decir verdad, estamos llegando al clímax central de la historia. En breve sabremos qué ocurre en la nave Cygnus. Aunque... toca esperar un poquito. Podrás contenerte?


El Abismo Negro - Segunda Parte

Normalmente Vincent no se hubiera molestado en asegurarse. Su sistema especial de vuelo era lo suficiente seguro como para poder trabajar en espacio abierto sin complicaciones; pero la actual situación era muy diferente, y tomó la precaución de unirse al casco de la "Palomino" con un cable de alta resistencia.

Mientras se movía lentamente a lo largo de la nave, podía percibir el estruendo que emitía el abismo negro. Era un estruendo que ningún humano hubiera podido percibir, un estruendo totalmente electrónico, era el lamento de la materia que moría cuando era aplastada por aquella increíble fuerza del espacio.

En el interior de la nave las cosas no marchaban del todo bien. Pizer y Durant estaban comprobando que el sistema principal regenerador de aire estaba totalmente arruinado y tan sólo funcionaba a medias el secundario.

-¿Qué podéis hacer? -preguntó Holland por el intercomunicador.

-Prácticamente nada, jefe. Nadie puede reparar estos enlaces microscópicos. Habría que sustituirlos y no tenemos repuestos.

Vincent acababa de terminar la soldadura exterior y se disponía a volver a la nave cuando Holland dio el último impulso a la "Palomino" para intentar llegar a la zona de gravedad cero que protegía a la "Cygnus". La sacudida rompió el cable y durante unos segundos el robot flotó libremente en el espacio.

Afortunadamente para él, en aquellos momentos era una maquina, no un ser humano, y no se dejó ganar por el pánico. Disparó un cable desde su cuerpo, que se unió magnéticamente al casco de la nave, permitiéndole volver sin novedad.

El último impulso consiguió los resultados apetecidos. En una fracción de segundo toda la agitación exterior cesó y la “Palomino” se halló de nuevo flotando en gravedad cero.

-¡Lo conseguimos! -suspiró Holland, dejándose caer hacia atrás en su asiento.

-¡Vaya trago! -respondió Pizer, limpiándose el sudor de la frente-. Ha habido un momento que pensé que no lo contaríamos. ¿Qué vamos a hacer ahora?

-Intentaremos posarnos sobre la "Cygnus". No podemos continuar así el viaje de vuelta. Si conseguimos meternos ahí dentro, es posible que encontremos los repuestos que necesitamos.

Alex Durant conectó un potente foco que iluminó la superficie de la "Cygnus", buscando un lugar donde acoplarse. De repente, se encontraron moviéndose sobre una gran ciudad, donde miles de luces brillaban debajo suyo, ahogando el haz de luz de la "Palomino".

Lumbreras y cúpulas radiaban luminosidad, deslumbrando a los observadores.

-¿Que diablos ha pasado? -preguntó Pizer, dando un salto en su asiento.

-¡La nave está viva! -exclamó Durant, pegando la cara a una de las claraboyas.

- Es como un árbol de Navidad comentó Harry Booth preparando rápidamente sus grabadoras-. No la recordaba así, pero ahora me parece hasta bonita.

-Bonita o no, será mejor que pongamos nuestros proyectiles atómicos en posición de disparo. No me gusta nada esto -dijo Holland secamente.

-Espera un momento, Dan. Sea lo que sea, deben ser amistosos... si hay alguien ahí dentro. He leído cosas de cómo iba armada. La prepararon para combatir con imaginarias hordas extraterrestres y su potencia de fuego es mil veces superior a la nuestra. De haberlo querido, nos habrían desintegrado en un abrir y cerrar los ojos.

-De acuerdo, vamos a aceptar que quién sea o lo que sea que hay ahí, es amistoso. Y como tienes razón que nos superan en fuerza de forma apabullante, lo mejor será obrar un optimismo. Vamos, Alex, ayúdame a buscar el muelle de atraque.

La “Palomino” giró desplazándose hacia una gran forma cónica, cerca de la torre de mando. Al pasar, vislumbraron un gran ventanal colocado en la parte superior de la “Cygnus”.

-¡Hay gente! -gritó, Kate-. Hay gente en la Cygnus. Holland se volvió, y creyó adivinar ciertas formas moviéndose lentamente en el área señalada. Muy pronto el ventanal salió de la zona visible cuando la “Palomino” se aproximó a la plataforma de anclaje.

-No estoy seguro de que fueran personas -dijo Holland, no queriendo aumentar las esperanzas de Kate por encontrar a su padre, evitándole un posible desengaño-. De todos modos, no tardaremos en averiguarlo.

Pizer mantenía puesta toda su atención en la maniobra. A un lado y otro de la plataforma los andenes extensibles, a modo de cordón umbilical, se tendían listos a unirse con la "Palomino», tan pronto terminara la operación de anclaje.

Vincent se deslizó desde el lugar que ocupaba para situarse frente al brazo de conexión, con los láser preparados para lo que pudiera ocurrir.

Cuando las luces verdes se encendieron en el cuadro de control de la «Palomino» indicando que el acople había concluido, y que la gravedad artificial en el interior del cordón umbilical estaba establecida, Holland se incorporó de su asiento lanzando un profundo suspiro.

-Aquí estamos,.. Y que venga lo que venga.

-Gravedad, oxígeno y presión en el tubo de conexión, correctos -dijo Pizer tras leer el tablero indicador.

-Escuchadme bien -dijo Holland-, quiero que todos lleven su pistola al alcance de la mano. Tú también, Booth, si es que sabes manejar una.

-Por lo menos sé cual de los lados es el que dispara -respondió Booth un tanto nervioso.

La puerta de comunicación se deslizó a un lado silenciosamente. Frente a ellos apareció Vincent para recibirles. -Adelante, señores, el camino esta libre.

Avanzaron a lo largo del pasillo de enlace. Frente a ellos se abrió una puerta, dejando ver una amplia sala brillantemente iluminada, aunque con evidentes señales de no haber sido utilizada durante mucho tiempo. Absolutamente nadie salió a recibirles.

El grupo permaneció expectante durante algunos segundos. Al fin, Holland gritó:

-¡Eh! Soy Dan Holland, comandante de la nave espacial "Palomino". ¿Hay alguien aquí?

Nadie apareció, ni obtuvieron respuesta alguna.

-No acaba de gustarme todo esto -comento Holland-. Charly, tú quédate a bordo de la "Palomino". Utilizaremos el canal C para comunicarnos.

Pizer empezó a discutir, aunque Dan cortó de inmediato toda protesta.

-Es una orden, Charly. Ahora mismo puedes hacer más falta ahí dentro que viniendo en el grupo. Si ocurriera algo, todos dependeremos de ti.

-Está bien -dijo al fin Pizer, de mala gana-. No dejéis de informarme de lo que ocurra.

Se adentraron en la sala y, apenas avanzados unos pasos, la puerta se cerró silenciosamente a sus espaldas. Vincent se situó en cabeza del grupo, dispuesto a defender a sus compañeros humanos de lo que pudiera ocurrir.

-Es curioso -comentó Durant-. Tengo la sensación de que miles de ojos nos observan y, sin embargo...

Unas diminutas compuertas se abrieron en las paredes y en el techo, y las pistolas de Holland, así como las del resto del grupo, se vaporizaron limpiamente, mientras que Vincent era lanzado violentamente hacia atrás, con sus láser inutilizados.

-¡Vincent! -gritó Kate, corriendo en su ayuda.

-Estoy bien, doctora Mac Crae -dijo el robot incorporándose con cierto trabajo-. La forma como nos arrebataron las armas, sin dañarnos, indican que hay por lo menos un robot de clase superior o una mente humana funcionando a bordo de la “Cygnus”.

La puerta del fondo opuesta a la que habían entrado se abrió, dejando ver un corredor que se extendía a lo largo de casi un kilómetro. Ninguno de los visitantes trató de simular la impresión que les hizo.

-¿Pasamos? -preguntó Booth, inquieto.

-¿Qué otra cosa podemos hacer? De momento no van a hacernos ningún daño... Si hubieran querido deshacerse de nosotros podrían haberlo hecho hace un instante, en lugar de limitarse a desarmarnos.

Una segunda puerta más pequeña se desplazó a un lado, a su derecha, dejando ver un vehículo de transporte interior.

-Por lo menos no tendremos que caminar -dijo Mac Crae encaminándose hacia el aerocoche -. Sea quien sea el que maneja la "Cygnus", nos está diciendo adónde tenemos que ir.

Se instalaron en el vehículo, que de inmediato se puso en marcha silenciosamente, deslizándose a lo largo del pasaje cilíndrico.

Las paredes eran casi en su mayoría transparentes, dándoles una espectacular perspectiva del espacio exterior, con el terrorífico remolino girando a un lado.

Cuando alcanzaban el final del tubo, el coche disminuyó la velocidad para detenerse, poco después, frente a la única salida del conducto.

Bajaron del coche mirando a su alrededor. Tras ellos quedaba el largo conducto que acababan de atravesar, encontrándose en un corto pasillo que conducía a una única puerta.

-Vamos para allá -dijo Kate iniciando la marcha-. No hay otro sitio adonde dirigirse. A pesar de lo inmenso que es esto, no podemos perdernos.

Holland se apresuró a alcanzarla, esperando a los demás. Miraba fijamente hacia arriba, a una cabina situada en lo alto en la base de la torre de mando adonde habían llegado.

-Ya sé que no debería alentar esperanzas, pero me es muy difícil no hacerlo -dijo Kate.

-Lo comprendo, Kate... Todos estamos contigo.

-¿Crees que mi padre...?

-No hables de ello ahora. Estamos a un paso de conocer la verdad. ¡Ánimo, Kate!

En el lugar donde se encontraban había un grueso cilindro que se elevaba hacia el techo, con una puerta en su base y una luz verde encendida.

-No hay duda de adónde conduce esto -comentó Durant-. Creo que por fin vamos a conocer a nuestros anfitriones.

La puerta del ascensor se cerró tras ellos silenciosamente.

Continuará...

Khaya

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