10 octubre 2007

El Abismo Negro (Cuarta Parte)

La historia se torna más intrigante a cada momento. Ya conocemos un poquito más sobre el misterio que asola la nave Cygnus pero... qué otros secretos se esconden tras sus paredes transparentes? Por qué el profesor se rodea de sus creaciones robóticas más modernas? Realmente la antigua tripulación no ha conseguido llegar a la Tierra? Si te haces las mismas preguntas u otras similares, continua leyendo para esclarecer todo misterio. Aún hay enigmas por resolver!!


El Abismo Negro - Cuarta Parte

Holland llegó a una terminal de aerocoches, eligiendo uno que lo llevara a la zona de enganche de la "Palomino". El vehículo arrancó suavemente. Al llegar a la primera intersección hubo algo que le impulsó a frenar bruscamente: seis robots humanoides, de los de espejo, caminaban lentamente, llevando sobre sus hombros una forma que a Holland se le antojó un ataud.

Descendió apresuradamente del vehículo para seguirlos. Tuvo que descender hasta el giro inferior, corriendo hacia el recodo del pasillo por donde los robots habían desaparecido.

Se encontró en una larga galería llena de puertas simétricas reconociendo, por su aspecto, la zona destinada a la antigua tripulación humana de la "Cygnus”, deteniéndose en el acto.

-¡Es extraño! -pensó tras penetrar en uno de los habitáculos-. El tripulante que dormía aquí dejó casi todas sus pertenencias antes de volver a la Tierra: fotos de la familia, objetos personales... ¡y el vestuario...! Bien pudo ocurrir que al tener que embarcar en las naves auxilíares, no pudiera llevar consigo gran cantidad de objetos por cuestión de espacio, pero una fotografía no abulta gran cosa...

Alejó de sí todos los pensamientos para continuar la persecución de los robots y su extraña carga.

Cruzó la puerta del otro extremo del pasillo y no pudo evitar una exclamación ante lo que se presentó ante sus ojos: estaba en una cámara abovedada como una pequeña catedral, totalmente vacía, a excepción de un dispositivo cilíndrico situado al fondo de la nave. Los robots se habian alineado en dos filas frente a él, situando su carga en el interior del tubo. Holland comprendió que comunicaba con el espacio exterior y que el dispositivo servía para arrojar fuera de la nave objetos inservibles. El sonido inconfundible del aire comprimido le confirmó sus sospechas.

-¡Que extraño rito! -Se dijo en voz baja-. ¿Por qué efectuar esta ceremonia para desprenderse de un robot inservible, en lugar de enviarlo a mantenimiento y aprovechar las piezas que aún estén en buen uso?

Holland no podía encontrar una explicación lógica a cuantas cosas había visto y su mente empezó a ìmaginar, con resultados aterradores.

Confuso, reemprendió el camino de regresó a la zona de amarre de la "Palomino".

Entretanto, en el almacén de repuestos Maximilliam se habia aproxìmado a un robot abandonado en uno de los extremos de la estancia, golpeándolo violentamente hasta arrojarlo al suelo.

Las luces del viejo robot parpadearon débilmente. Su forma recordaba a Vincent, aunque muy deteriorado. Se incorporó, lentamente hasta mantener una inestable posición vertical en su único estabilizador útil, mientras observaba a Maximilliam con evidentes muestras de temor.

-Soy Vincent -dijo con rapidez, interponiéndose entre el deteriorado robot y su descomunal oponente-. Vital Información Necesaria Centralizada. Interactivo con los humanos.

La máquina más vieja no respondió, dejando a su interlocutor confuso. Estaba seguro de que el otro robot debía estar programado para el diálogo, no comprendiendo su obstinado silencio.

Maximilliam observó detenidamente a los dos robots, hasta que Pizer le recordó lo que habían venido a buscar. Conectó uno de sus miembros al panel de inventario y varias luces en distintos compartimentos se encendieron.

El robot deteriorado empezó a seleccionar las piezas necesarias para la reparación de la "Palomino".

Lejos de allí, al otro lado de la inmensa "Cygnus”, Harry Booth habia conseguido despistarse para curiosear por su cuenta. Sus pasos le llevaron hasta un inmenso invernadero lleno de plantas en cultivo hidropónico, cuyo control era supervisado por un robot de aspecto humanoide.

-Buen trabajo -comentó Booth acercándose al jardinero-. Esto me recuerda las modernas granjas de cultivo de Arizona.

El robot no respondió, sin que ello sorprendiera a Booth, Ya que hubiera supuesto un cambio de su programación. En vez de ello, movió rígidamente uno de sus brazos para ajustar un control.

Harry se inclinó hacia delante, escudriñando la cara del silencioso jardinero, pero no pudo ver otra cosa que su propio rostro reflejado en la mascara de espejo.

Repentinamente, el robot dio la vuelta para dirigirse hacia la salida, haciendo que el periodista soltara una exclamación mientras abría los ojos al máximo.

¡El robot cojeaba!

-¡Eh..., espera un momento! -gritó Booth corriendo para rodear la consola de mandos.

Llegó unos segundos tarde y la puerta se había cerrado a espaldas del robot cojo. Cuando consiguió abrirla de nuevo ya había desaparecido.

* * * * * *

-Te aseguro que era un funeral estaba diciendo Dan Holland, con más vehemencia de la habitual en él-. Lo vi con mis propios ojos.

Pizer hizo un gesto escéptico, mientras alargaba uno de los recambios a Vincent. Este calibró opticamente el objeto y lo situó en la línea del regenerador estropeado. Escuchaba en silencio, aunque sin meter baza en la conversación.

-Dan, nadie entierra un robot. Si ya no pueden repararse, son desguazados para aprovechar sus piezas. El único motivo que podría haber es la falta de espacio, y eso no ocurre en la "Cygnus".

-¿Y quién dice que fuera un robot? -preguntó Booth.

-¿Qué podría ser entonces?

-No lo sé... Todo esto es muy extraño. Tampoco he visto un robot cojo en mi vida. ¿No creéis que Reinhardt ha podido engañarnos?

-Sí, también cabe esa posibilidad. Dentro de un rato tenemos que reunirnos con él para la cena. Veamos qué podemos sonsacarle.

-Sí, casi es la hora. Dejemos las reparaciones por el momento y vamos a cambiarnos de ropa.

Poco después, Holland, Pizer, Booth y Vincent caminaban a lo largo de uno de los pasillos. El robot iba, evidentemente, disgustado.

-Insisto en que debería acompañarles al comedor.

-No, Vincent. Será mejor que no vengas. Ya hemos tenido bastantes problemas entre Maximilliam y tú, y no me gustaría que tuviérais una nueva pelea, si podemos evitarla.

Unos sonidos inesperados atrajeron la atención del grupo. Varios robots centinelas estaban reunidos en lo que parecía una sala de recreo para robots.

-¿Por qué no entras aquí y te distraes un poco? -pregunto Pizer-. Te vendrá bien un poco de relax para tus circuitos. Ultimamente estás más irritable que de costumbre.

Vincent iba a protestar, pero se abstuvo de hacerlo para no darle la razón al primer oficial. Silenciosamente penetró en la sala de recreo, mientras que el resto de sus compañeros continuaba la marcha hacia el comedor de la "Cygnus".

Un grupo de centinelas se entretenía contemplando la demostracion de tiro láser que hacía uno de ellos. A su lado, la vieja unidad que Vincent conociera en el almacén de repuestos, trataba de competir sin demasiado éxito.

Al fondo de la sala había una pantalla electrónica de blancos en movimiento. Surgían de cualquier parte, zigzagueando a gran velocidad.

El robot disparaba con gran certeza, apagándolos uno tras otro, y demostrando una vanidad casi hurnana.

Cuando la vieja unidad B.O.B. quiso disparar, después de conseguir dos blancos consecutivos, fue empujando a un lado por su oponente, haciéndole errar el disparo. El fallo fue celebrado con gestos de burla por parte del grupo de espectadores.

Tras hacer una nueva demostración de su extraordinaria habilidad con los láser, el robot jefe de guardias (se diferenciaba del resto al llevar su revestimiento pintado de negro, en lugar del rojo de todos los demás), se frotó la estrella que pendía de su pecho con orgullo, en una cibernética demostración de lo que una máquina podía llegar a presumir por haber conseguido un trofeo en campeonatos de tiro.

-Creo que voy a tener que dar una lección a ese presumido -dijo Vincent en voz alta, seguro de que la unidad B.O.B. podía entenderle.

Pidió un par de pistolas láser, ya que las que llevaba incorporadas a su sistema de defensa habían sido anuladas al entrar en la "Cygnus", y cuando las tuvo en su poder se dirigió a la línea de tiro a retar al jefe de guardias.

* * * * *

Los muebles del cornedor no eran verdaderamente antiguos, aunque tenían el aspecto de serlo. Habían sido construidos en los talleres de la "Cygnus" basándose en las cintas de historia de la biblioteca de la nave, bajo la dirección personal de Reinhardt, y había que reconocer que los resultados habían sido sorprendentes. Lámparas, cortinas y alfombras acababan de dar el toque perfecto, así como la vajilla de plata y cristalería magníficamente tallada. Lo unico que desentonaba era el cuadro en el que estaba pintada la "Cygnus", pese a que el marco era también antiguo y muy bien tallado.

Los silenciosos robots humanoides sirvieron un excelente vino que no dudaron en ponderar.

-Está hecho de uvas auténticas -se apresuró a aclarar Reinhardt-.

-Desde que me quedé solo verifiqué algunos cambios en las plantas hidropónicas de cultivo. Al fin y al cabo, bien podía permitirme algunos caprichos en medio de esta soledad.

Se sentaron a la mesa y, naturalmente, el sabio ocupó la cabecera.

Los invitados fueron atendidos inmediatamente, los robots camareros sirvieron una exquisita sopa de setas auténticas. Los tripulantes de la "Palomino", después de dieciocho meses de alimentos sintéticos o reciclados, casi habían olvidado el sabor de la comida natural.

-Recuerdo haber escrito sobre el campo de cultivo de la "Cygnus", lo bastante grande para toda su tripulación -comentó Booth.

Reinhardt sonrió antes de responder.

-Actualmente es diminuto; lo justo para cubrir mis necesidades personales. Era una tontería seguir manteniéndolos todos a pleno trabajo.

Booth guardó silencio preguntándose por qué el profesor mentía. Él mismo había tenido ocasión de verlos cuando habló con el robot jardinero.

-¿Cómo marchan sus reparaciones? -preguntó Reinhardt cambiando de tema-. No es que me molesten aquí, como es natural, no les estoy pidiendo que se marchen.

-Creemos que en unas cuantas horas podremos poner a la "Palomino" de nuevo en marcha. Tan pronto lo hagamos, volveremos a la Tierra.

-Habla por ti -dijo Alex Durant-. A mí me gustaría quedarme. Hay mucho que aprender en este lugar, y si el profesor Reinhardt no opina lo contrario...

Antes de que el comandante de la "Cygnus” pudiera expresar su opinión, Holland replicó:

-Todos los que salimos de la Tierra regresaremos a ella, sin excepciones.

La entrada de Maximilliam en el comedor impidió que nadie pudiera enzarzarse en una discusión. Se acercó a Reinhardt para informarle de algo en el sistema de comunicación que sólo el profesor podía entender.

-¡Magnífico! -exclamó Reinhardt más excitado. de lo que en él era frecuente-. Felicítale en mi nombre. Dentro de unos minutos me reunire con vosotros.

-¿Ocurre algo, profesor? -preguntó Durant.

-Sí. Algo magnífico, sin duda alguna. Mi nave exploradora entró en el interior del abismo negro hacia más allá del horizonte de convergencia... ¡y ha vuelto! Ahora, señores, con su permiso, debo retirarme durante unos momentos. Les ruego que continúen la comida sin mí. Me reuniré con ustedes en cuanto pueda.

* * * * *

Los robots se habían agrupado tras los dos tiradores mostrando una evidente toma de partido por su jefe. El tirador negro hacía gala de una fanfarronería como Vincent sólo recordaba haber visto en algunas gentes de la Tierra.

La pantalla electrónica se iluminó para dejar paso a una luz zigzagueante que cruzó de lado a lado a gran velocidad. Antes de que pudiera perderse en la zona neutra, un disparo del robot negro la apagó, entre la algarabía de los espectadores.

Vincent repitió la hazaña, con la única salvedad de que utilizó seis décimas de segundo menos.

Las secuencias de disparo se sucedieron durante algunos minutos. La seguridad y rapidez del pequeño robot dejaron pasmados a cuantos presenciaban el original desafío, y era evidente que el presuntuoso campeón estaba empezando a perder los nervios. Sus circuitos zumbaban amenazadoramente, sin que por ello Vincent perdiera la calma. Por el contrario, le daba confianza, mostrándose cada vez más insolente.

De un blanco móvil pasaron a dos, después a tres y, finalmente, a cuatro. Era necesario ser muy bueno para disparar certeramente con tanta velocidad, y el robot negro estaba demostrando que había ganado su preciada medalla por algo. Sin embargo, su programación era excesivamente pobre comparada con la de Vincent, orgullo de la cibernética terrestre. Y con unos circuitos sensores incomparables con los rudimentarios de los antiguos robots.

Por fin, el robot negro falló dos tiros consecutivos.

Era el momento que Vincent estaba esperando.

Se preparó para disparar, sin dejar de observar que su antagonista había dado un paso hacia él, por lo que le pilló demasiado desprevenido cuando fue empujado en el momento de soltar el primero de una sucesión de cuatro disparos de láser y si bien falló el primero, los otros tres dieron en el blanco.

Una de las extensiones de Vincent pulsó el tablero de control de la pantalla ordenando diez blancos consecutivos, arrancando un murmullo de admiración entre la concurrencia.

Nadie había intentado jamás semejante hazaña, y era seguro que nadie podría conseguirlo.

Vincent se elevó flotando un par de metros por encima del tablero y empezó a disparar. Lo hacía con una rapidez increíble, girando sobre si mismo, de lado o boca abajo. Era lo mismo. Uno tras otro, las diez relampagueantes luces en la pantalla fueron apagándose sin fallo.

Y aún tuvo la gracia de hacer una última demostración. Disparó una vez más al borde de la pantalla, allí donde eran recogidos los posibles tiros fallidos. El láser rebotó de uno a otro lado por tres veces consecutivas para, al fin, ser repelido hacia el lugar de origen. El robot negro vio asombrado cómo el tiro le abrasaba la medalla que colgaba de su pecho, sin rozarle siquiera.

Fue demasiado para él. Los circuitos empezaron a calentársele provocándole un fuerte temblor. Diversos cortocicuitos se produjeron en su interior y el robot se derrumbó en medio de una nube de humo y un fuerte olor a quemado.

La confusión fue aprovechada por Vincent para abandonar la sala sin que nadie se diera cuenta.

El viejo robot corrió balanceante a reunirse con él.

-Mi nombre es «Bob Veintiséis", Batallón Biosanitario -dijo presentándose.

-Estaba seguro de que podías hablar -respondió Vincent-. Eres un modelo demasiado moderno para no ser comunicador. ¿A qué se debe tu silencio?

-No podía hablar delante de los demás, y menos aún de Maximilliam. Las otras mãquinas, las que Reinhardt construyó o modificó, hubieran hecho que me desmontaran.

Sus propulsores chirriaron cuando se dirigió al fondo del pasillo para averiguar si venía alguien. Al ver el camino despejado, hizo una seña para que le siguiera, entrando apresuradamente en el almacén de repuestos.

-Aquí estaremos más seguros -dijo al fin, balanceándose sobre su único suspensor útil-.Tengo un montón de cosas que contarte.

-¿ Tenéis Pistolas láser por aquí? -pre gunto Vincent.

El viejo Bob se acercó a un mostrador abriendo un compartimiento. Vincent echó un vistazo al interior y cogió un par de ellas para insertarlas en las extremidades de sus brazos principales, en sustitución a las deterioradas.

-Ahora me siento mejor -dijo-. ¿Que tenías que contarme?

-Tus amigos corren un grave peligro. Ven conmigo. Quiero que veas algo con tus propias ópticas.

Se deslizaron lo más silenciosamente que pudieron fuera del almacén. Los propulsores de Bob tenían tendencia a chirriar de cuando en cuando, y no podía alcanzar la velocidad que hubiera sido deseable en caso de necesidad.

Al fin se detuvieron frente a la puerta de una sala y Bob advirtió a su amigo que guardara silencio antes de abrirla. La puerta se abrió sin ruido y Bob la cerró tras él.

Se encontraron en una sala circular iluminada tan sólo en su centro, donde poderosos rayos laser de precisión actuaban sobre una plataforma cilíndrica. La plataforma giraba lentamente y Vincent advirtió alojamientos especiales para cuerpos humanos.

Era un quirófano altamente tecnológico Y los alojamientos estaban ocupados por los cuerpos de varios humanoides a los que se estaba dando tratamiento.

-Ahí tienes a la antigua tripulación de la "Cygnus"... o lo que queda de ella.

Vincent sintió algo muy parecido a un estremecimiento. Los tableros de mando del quirófano eran manipulados por robots humanoides. Lo que se ocultaba tras las máscaras de espejo, prefirió no imaginarlo. -¿Qué están haciendo? -preguntó.

-Los mantienen con vida con una técnica de Reinhardt que prefiero no saber. Ahora son más robots que humanos, pero...

-Luego entonces, ¿toda la tripulación es...?

Bob parpadeó, varias luces en señal de asentimiento.

-Cuando se recibió la orden de regresar a la Tierra, dando por cancelada la misión de la "Cygnus", Reinhardt pareció volverse loco. Se negó rotundamente a obedecer y empezaron a surgir problemas. Toda la tripulación se puso de acuerdo en que no quedaba otro remedio que volver, de lo contrario la "Cygnus" pasaría a ser una nave pirata. Reinhardt simuló acceder para ganar tiempo y, en secreto, empezó a reprogramar a todos los robots con ayuda de Maximilliam al que había construido como si fuera un proyecto de investigación, al menos eso es lo que hizo creer a los demás humanos. La nueva programación de todos los robots comenzó en el momento que había elegido para la toma absoluta de poder, cuando esa programacion fue activada mediante un impulso electrónico determinado que tan sólo Reinhardt conocía. El resto es fácil de imaginar... se hizo con el control absoluto de la nave. Los humanos que sobrevivieron... ya has vìsto en que se han convertido. De vez en cuando, alguno de ellos muere por causas naturales, aunque estoy seguro de que otros experimentan un momento de lucidez, y se suicidan.

-¿Sólo un momento? ¿No podría ser que algunos retuvieran aún la suficiente como para ser devueltos a su estado normal?

-Lo dudo. Sus cerebros han sido alterados para realizar el trabajo que les ordena Reinhardt, sin voluntad alguna para desobedecer. No reaccionan ante nada, a excepción de la tarea que les ha sido encomendada. A veces, cuando he conseguido quedarme a solas con algunos de ellos, he intentado comunicarme, pero ninguno ha respondido.

-¿Cómo es que no fuiste reprogramado por Reinhardt como los otros robots?

-Fue una pura cuestión de azar. Soy el único modelo de mi tipo a bordo de la "Cygnus". Al principio había más, pero por una causa u otra empezaron a fallar y fueron desactivados. Yo ocupaba una zona al fondo de la base de mantenimiento, y mi trabajo era originariamente realizado por humanos, por eso puede que no estuviera en ninguna de sus listas que hicieron cuando los robots fueron programados. Fui reactivado varios días después de que Reinhardt se hubiera hecho el dueño absoluto de la nave, cuando ya todos los humanos habían muerto o habian sido convertidos en humanoides. Tuve buen cuidado en parecer un sujeto inofensivo, sin capacidad de respuesta y aparentemente poco inteligente. Si Maximilliam hubiera descubierto mi auténtico poder potencial, es seguro que me había mandado al taller de desguace.

La puerta se abrió tras ellos para dar paso a dos robots centinelas. Varias luces se encendieron, en rápida sucesión, en sus unidades monitoras exteriores cuando reaccionaron ante la presencia de los dos intrusos en la zona prohibida.

-¡Al suelo, Bob!

Cortaron sus propulsores, cayendo casi hasta el suelo, mientras las armas de los centinelas empezaban a situarse en posición de tiro. Antes de que cualquiera de los dos pudiera disparar, los láser de Vincent abrieron fuego varias veces y los dos centinelas cayeron hacia atrás, a la antesala, chisporroteando los destrozados módulos internos, y arrojando gotas de metal líquido.

Indiferentes a cualquier cosa que no fuera la tarea que les había sido asignada, los cirujanos humanoides continuaron operando.

-¡Vámonos de aquí! -dijo Vincent llevando a su compañero al otro lado de la puerta y cerrándola tras ellos-. Tenemos que ocultar a estos robots antes de que nos descubran.

Introdujeron los restos de los robots bajo un mostrador fuera de servicio y se perdieron pasillo adelante.

Continuará...

Khaya

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y DIGO YO! CUANDO SE PONDRAN FOTOS BONITAS EN ESTE BLOG PARA ASÍ REALZARLO.DEMASIADA LECTURA. UN POQUITO MÁS DE JUERGA. OKIS