21 diciembre 2008

El Abismo Negro (Quinta Parte)

Después de todos estos meses de absoluto silencio por causas ajenas a mi persona, regreso para continuar con el relato que antaño nos acontecía. Nos aproximamos a su final; pero aún tenemos muchas letras por delante hasta completar la historia que resulta, a su vez, de lo más misterioso.

El Abismo Negro - Quinta Parte

Reinhardt se reunió con sus invitados en el comedor. A simple vista podía observarse el triunfal brillo de sus ojos.

-¿Le interesan a usted los abismos negros, doctor Durant? -preguntó.

Por supuesto, señor. Los he estado estudiando desde que me gradué como físico astronómico.

-Entonces, les propongo un brindis. Esta noche, amigos mios, estamos en el alba de una hazaña sin paralelo en la exploración espacial. Si los cálculos de la nave sonda que acaba de regresar coinciden con los datos del ordenador, significará que puedo proceder a hacer la prueba defínitiva tanto de la nueva fuente de energía representada por el proceso "Cygnus" como del generador de gravedad cero que protege mi nave. Viajaré allá donde ningún hombre se ha atrevido a ir.

Durant clavó sus ojos en el profesor, incrédulo. Tembló su voz antes de preguntar:

-¿Dentro del mismo abismo negro?

-Exactamente. Y no sólo dentro de él, pienso llegar al otro lado.

-Pero... ¡No hay otro lado! Cualquier cosa que penetra dentro de un sumidero es convertido en nada por la fuerza de la gravedad.

-Esa es una teoría -admitió, Reinhardt-. Hay otras. Mis propias teorías.

-Aún admitiendo esa posibilidad... admitiendo incluso que sus cálculos acerca de energía impulsora que le permita llegar al otro lado... ¿Qué espera encontrar allí? -preguntó Holland.

-Un nuevo espacio. Un universo distinto, donde las leyes físicas del conocido no cuentan. Allí el espacio y el tiempo son medidos de una forma totalmente distintas, y donde se puede alcanzar la inmortalidad.

-¡Fantástico! -exclamó Pizer fascinado.

-¡Absurdo! -dijo a la vez Booth.

-Dan, Vincent desea que te reunas con él en la "Palomino". También quiere que vaya Pizer -dijo Kate, como saliendo de un sueño.

-¿Cómo? -Reinhardt quedo sorprendido por la interrupción de la profesora-. ¿Qué está diciendo? ¿Cómo puede saber que su robot les llama?

-¿No lo sabía, profesor? Kate posee un sistema de intercomunicación mental con Vincent, en la Tierra lo llamamos "esplink".

Claro que este Sistema ha sido descubierto recientemente, bastante después de que us ted la abandonara.

-¡Facinante! admitió el sabio. ¿En qué consiste?

-Primero hay que tener diversas dotes de transmisión mental por telepatía; después, esas dotes son aumentadas mediante la inserción de un artificio electrónico en el cerebro -aclaró Durant.

-Veo que en la Tierra no han abandonado los experimentos, y ello me alegra. De acuerdo, señores reúnanse con su robot. Entre tanto, señorita Mac Crae y doctor Durant, si lo desean, pueden acompañarme a la sala de control. Creo que hay otras cosas que puedo mostrarles y que encontrarán fascinantes. Además, deseo entregarles mis "otros" estudios científicos antes de que inicien su regreso a la Tierra. Por cierto, ¿que es lo que no va bien en la "Palomino” para que sean reclamados en mitad de la comida?

-Vincent no lo ha especifîcado -aclaró Kate-. Seguro que tiene que ver con las reparaciones, Cuando se trabaja con algo tan delicado como el sistema de regeneración atmosférica, utilizando recambios adaptados, suele surgir casi siempre algún problema.

-Esperemos que se resuelvan rápidamente -dijo Reinhardt-. Estamos casi listos para iniciar el más fascinante viaje de exploración que haya hecho nunca el género humano.

-Nos veremos más tarde. Hasta luego -dijo Holland poniéndose en pie.

Pizer y Booth le imitaron, y salieron del comedor

* * * * * *

-¿Sabéis lo que opino? -dijo Booth mientras tomaban el aerocoche que había de llevarlos a la "Palomino"-. -Creo que Reinhardt se ha vuelto loco. Nuestra obligación sería tomar la "Cygnus", reducir a ese maníaco por la fuerza y retornar a la Tierra con esta nave.

-¿Estás seguro de que podríamos conseguirlo? Yo no lo estoy tanto, después de haber visto a todos esos guardianes y a Maximillian. Ya viste lo que nos pasó tan pronto exhibimos las primeras armas...

-Sería diferente esta vez -insistió el periodista-. Podríamos apoderarnos de Reinhardt y obligarle a ordenar a todos sus condenados robots que se rindieran.

Holland no contestó; estaban llegando a la antesala del muelle de atraque y pudo ver a Vincent aguardándoles en compañía de otro robot parecido, aunque mucho más deteriorado.

-¡Tenemos novedades sumamente graves que informar, comandante! -dijo Vincent-. Será mejor que Bob se lo cuente.

El robot estuvo hablando durante una buen rato, interrumpiéndose tan só1o para aclarar alguna pregunta de sus interlocutores humanos, que escuchaban en un silencio horrorizado, que se acentuó cuando Bob explicó lo que se había hecho con el resto de la tripulación superviviente.

Pizer parecía tener ganas de vomitar. Holland se volvió para hablar con el reportero.

-Esto explica el funeral con el que me tropecé y el misterio de tu jardinero cojo. Me parece que vamos a tener que seguir tu consejo, Harry. No podemos despegar y dejar a esos desgraciados aquí. Tenemos que pensar en algo para apoderarnos de la "Cygnus".

El reportero había empezado a sudar de golpe.

-¿Y arriesgarnos a terminar como la tripulación? Si ellos no lo consiguieron, ¿gué posibilidades tenemos nosotros?

-¡Qué rápidamente has cambiado de idea, Harry -dijo Pizer sarcástico-. ¿Qué hay de tus ideales de convertirnos en héroes, regresando a la Tierra con la "Cygnus” y Reinhardt prisionero?

-Capitán -dijo Bob interrumpiendo-, no les causaría un favor devolviéndoles a la Tierra. Sus cerebros son irrecuperables y me consta que sufren... La muerte es su única liberación.

Decida lo que decida, hágalo pronto, comandante -dijo Vincent-, antes de que los acontecimientos se precipiten. Tuve que desembarazarme de un par de centinelas que nos habían descubierto en el quirófano. Tan pronto lo descubran sabrán que hemos sido nosotros y no querrán dejarnos marchar.

-Charly, sube a bordo de la "Palomino" y prepara el despegue. Vincent, ponte en contacto con kate y dile que la quiero a ella y a Alex aquí, a toda prisa. Nos vamos.

Las luces de Vincent centellearon en secuencia especial mientras ponía en funcionamiento el sistema "esplink" de comunicación. El resto de sus compañeros se apresuró a entrar en la "Palomino".

Continuará...

Khaya